Érase un virus a una nariz pegado, una nariz que (por muy superlativa que fuera) no funcionaba demasiado bien. Y es que uno de los síntomas más sorprendentes (y casi contraintuitivos) del COVID es la pérdida del olfato. Aunque al principio esto de la anosmia fue algo extraño, varios estudios (y la experiencia clínica) han acabado por confirmar que entre el 76-83% de los enfermos pierden sus habilidades olfativas.
Se trata, pues, no solo de algo curioso; sino de un síntoma relativamente raro que, bien usado, podría ayudarnos en nuestra lucha contra el coronavirus. Sobre todo, porque con una epidemia que no da síntomas de venirse abajo todo parece indicar que las pruebas moleculares de ARN, antígenos o anticuerpos no son suficientes para estudiar los millones de casos sospechosos que llegan a las consultas de todo el mundo. Nunca como ahora la necesidad de medir, diagnosticar y cribar se ha convertido en un asunto tan importante.
Algo (no) huele mal en el COVID

Por eso, Daniel B. Larremore y Roy Parker de la Universidad de Colorado Bouler y Derek Toomre de la Facultad de Medicina de Yale han tratado rescatar esa idea de usar la anosmia para confeccionar pruebas diagnósticas y, para ello, han analizado la consistencia "real" que podrían este tipo de tests.
"Real" entre comillas, claro. Porque, en realidad, lo que han elaborado estos investigadores es un modelo matemático que permite ver si un cribado de la pérdida del olfato podría utilizarse de forma sencilla (y autoadministrada) para identificar casos positivos, aislarlos y reducir de esta forma la propagación del SARS-CoV-2. Es decir, si tiene sentido. Algo en lo que muchos investigadores son muy escépticos. Claire Hopkins, una de las expertas que más presión ejerció para que la pérdida del olfato se considerara un síntoma del COVID, decía en el New York TImes que "simplemente no ve ningún valor como prueba de detección".
Hopkins lleva razón en que no hay pruebas experimentales (ni nada parecido) que permitan conceptualizar la pérdida del olfato como algo diagnósticamente interesante. Sin embargo, las conclusiones de estos investigadores señalan que merece la pena investigar sobre el asunto porque, a su juicio, las pruebas olfativas (susceptibles de producirse en masa a bajo costo y, esto es básico, autoadministrarse) podría ser un método rentable y de alto impacto para la detección y vigilancia amplia de COVID-19.
Y la rentabilidad no es un tema menor. A medida que la pandemia se alarga y la crisis derivada se precipita, necesitamos hacer más con menos. Y los enfoques diagnósticos más baratos son (y serán) una pieza clave. Habrá que esperar un poco para ver si acaba materializándose en algo sustantivo, pero parece claro que la pandemia está llevándonos por caminos poco transitados, pero muy interesantes y con potencial para mejorar cosas que ni imaginábamos que necesitáramos mejorar.
Imagen | Marcus Quigmire
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juliogarcia1_1
Déjenme que les cuente mi experiencia;
Soy cocinero y sumiller de cervezas.
En el verano del 2019 perdí el gusto y el olfato como nunca me había pasado. he sufrido de gripes, resfriados, y alergias varias. El tema me duro como un par de meses sin poder oler la canela ni el café(tela). A día de hoy no he recuperado todas las sensaciones organolépticas.
Creo que juzgar a alguien por si es capaz de reconocer un aroma o no, no puede ser indicio de que esta persona esta contagiada ya que en teoría yo no he pasado el virus, y aun no he recuperado todo el olfato ni el gusto al 100%. Y estoy seguro de que parte de la gente que lo ha sufrido no puede diferenciar todos los aromas sin una rehabilitación.
jorgeescmem
Hace cinco días me dio debilidad, una especie de irritación en la garganta, fiebre, dolor de cabeza, tos... Pero no me fallaba el olfato así que mi diagnostico es "amidgalitis aguda" (a pesar de que no hay dolor en la garganta).
Antier las cosas me sabian desabridas. Y hoy lavando ropa me he dado cuenta que no huelo NADA, y cuando digo nada, es pegandome el bote de café, cloro, detergente, suavizante a la nariz y aspirar profundamente el aire mas "puro" que he olido en mi vida.
Tocará hacer la prueba.
royendershade
Gustavo Woltmann
Son datos bastante elevados para lo que creía y había leído, un 80% es bastante elevado.
Busindre
También se pierde olfato paulatinamente por causas ajenas a virus, y en algunos casos sin recuperación.