Hace ya años de la extensión del binomio persona-smartphone como algo general. De hecho, es habitual que al conocer a una persona asumamos que use cierto servicio de mensajería o ciertas apps con las que podremos establecer futuras conversaciones y directamente le preguntamos por ello. Pero no hay que ir muy lejos para encontrarnos con personas que han decidido prescindir del smartphone en sus vidas aunque a priori nos parezca algo casi imposible.
Si bien es cierto que no es frecuente y sí resulta relativamente excepcional, es en parte consecuencia del recuerdo de "la era per-smartphone" de las generaciones que no nacieron o se criaron ya con la inherencia del teléfono móvil a la vida. Mientras tanto, con más incidencia dependiendo del ámbito de la zona (urbana o rural) y de los aspectos social y laboral encontramos a personas que renuncian al móvil en sus vidas y hemos reunido algunos casos. Os contamos su historia.
"Soy un espíritu libre"
Chuso tiene 42 años y se gana la vida alternando trabajos temporales desde hace muchos años (algo que en su caso ha llegado a ser cíclico en parte por la estacionalidad de éstos). Una pauta laboral que a priori exige un método de contacto continuo por el hecho de formalizar las contrataciones al perder el contacto de manera cíclica durante meses.
Pero nada más lejos de la realidad. Chuso ni se llegó a plantear adquirir un teléfono móvil "cuando aún eran teléfonos" (aludiendo a lo que ya solemos dirigirnos como dumbphone). No ha sido siempre un nómada laboral y recuerda cómo en su antiguo trabajo (no nos ha querido especificar cuál) le pidieron repetidas veces que accediese a llevar un teléfono móvil consigo, pero nos dice orgulloso que no cedió y siguió siendo el hombre con traje y sin teléfono.
¿Sus motivos? Entre risas nos dice la famosa y manida frase de "Soy un espíritu libre". Desde un principio se negó a estar localizable de manera permanente, o bien a que el hecho de no estarlo (si hubiese apagado el móvil o directamente dejado en el cajón) le hubiese ocasionado problemas laborales o personales. Conoce las posibilidades actuales de los smartphones, así como WhatsApp y las herramientas de comunicación más extendidas, pero para él representan más un contra que algo que se esté perdiendo.
No pudimos evitar preguntarle cómo puede organizarse sin terminal con respecto a los trabajos, y nos cuenta que lleva años siendo algo cíclico tanto para él como para sus contratantes y "sólo se trata de pasarse en la época adecuada por el lugar adecuado". Admite que no se lo pone fácil ni a las empresas ni a él mismo, pero que "su método" le funciona bien y ni necesita el móvil "ni lo piensa necesitar".
No necesito móvil ni lo pienso necesitar
"No lo quiero ni ver"
Milagros tiene 55 años y es una mujer analógica, en su caso por hastío. Nos explica que odia ver a la gente con la cara pegada a sus terminales, una visión que dice tener en muchos ámbitos, ya sea por la calle como a nivel doméstico. Comentó sorprendida el hecho de que no se despegue la mirada de la pantalla del terminal ni siquiera para cruzar la calle y el riesgo que ello conlleva.
A nivel personal, no se encuentra a gusto con un aparato con el que puedan tenerla controlada. No ve ningún tipo de ventaja social, más bien a contrario, porque desde su punto de vista las conversaciones se han reducido notablemente desde que los móviles (refiriéndose más bien la mensajería y redes sociales) se ha establecido en nuestras vidas. Y en este caso habla con conocimiento de causa porque sí tuvo móvil.
"Y porque me lo regalaron", nos aclara. Poco le duró la experiencia a Milagros, que tras un tiempo con el terminal éste acabó en el inminente cajón y nunca más pensó en darle una segunda oportunidad. Se muestra indignada por el hecho de que tanto sus familiares en casa como sus amistades sustituyen la conversación por atender a los móviles y tiene claro que no va a unirse al enemigo. ¿Y si quieren comunicarse con ella? Milagros lo deja claro:
Quien quiere algo me localiza llamando al fijo de casa

"Ahora no voy a ponerme con estas cosas"
Antonio se jubiló tras años de electricista un poco antes de lo habitual por no poder seguir realizando su trabajo. A sus 63 años (y, de nuevo, habiendo olvidado sus gafas) mira entrecerrando los párpados y alejándolo de sí mi smartphone con el WhatsApp en plena efervescencia grupal. "Esto son tonterías y a estas horas no voy a ponerme con estas cosas", me dice frunciendo el ceño y negando con la cabeza.
También ha tenido móvil y en su momento no le suponía ninguna molestia, más bien todo lo contrario. En su caso, por lo que explica, debió tratarse de un dumbphone (no recuerda el modelo, pero por la descripción probablemente se tratase de un Nokia 1100 o similar), y le servía para estar comunicado tanto con sus compañeros de trabajo como para método de contacto con los clientes.
A la pregunta de por qué en la actualidad no tiene ni siquiera un móvil sencillo (sin conexión a internet o con ésta no habilitada, para llamadas y SMS), nos responde que no lo necesita porque ya no trabaja y está en contacto continuo con sus familiares y amigos. "Si no estoy aquí o allá, me tienes en casa", resume gesticulando sitios cercanos y haciendo ver que su vida se basa en un entorno de área reducida y más bien familiar.
Comenta que sí tiene línea fija por lo que pueda pasar o para quien vive en otras ciudades, pero no se plantea volver a introducir el móvil en su vida. Como en el caso de Milagros, par él la mensajería y el restos de aplicaciones que permiten un contacto continuo con los conocidos sería más un inconveniente que una ventaja.
"Acabo de hacerme Facebook y se queda en el ordenador"
Las amigas de Silvia podrían ser unas buenas comerciales de cualquier marca de smartphone sólo por el empeño que, según nos cuenta entre risas, ponen para que ceda y se compre un smartphone. "Están obsesionadas, con los teléfonos y con que yo me haga con uno, y no quiero más". Silvia se pasa el día rodeada de ellos en una oficina y se basta con un dumbphone por lo que pueda pasar.
Tiene 37 años y hasta hace relativamente poco, era ajena a las redes sociales. Nos cuenta que "tuvo que hacerse" un perfil de Facebook para poder colaborar en algunas organizaciones, pero que no concibe abrirlo en su terminal (si pudiese). Explica que es la única de su grupo de amigas sin WhatsApp, pero que eso no le afecta a nivel personal, y no le importa perderse las fotos y bromas que comparten. Lo asocia a cuando recibía emails con ese tipo de bromas gráficas y explica que ahora que hace años que no los recibe no lo va a recuperar, y menos a recibirlo de manera incesante en el teléfono.
No es, por tanto, un caso como el de Milagros porque sí tiene un móvil, pero como ésta se niega a estar sometida al control que según ella implica la mensajería. Se niega rotundamente a comprobar por sí misma qué son las notificaciones más allá de llamadas o mensajes, porque lo que ve a su alrededor está lejos de convencerla: "Oigo constantes vibraciones en las mesas en el trabajo, es ya un sonido más en el ambiente", nos cuenta con asombro.
A modo de anécdota nos cuenta que, antes del actual, tuvo un móvil con "un botón de acceso a internet que era el diablo", y ya empezó a rechazar lo de acceder a la red (conexión WAP) desde el teléfono. Cada vez que pulsaba accidentalmente ese botón azul se le aplicaba un cargo en la tarifa cuando ni siquiera entendía qué eran las opciones que se le mostraban.
La ventaja de todo esto es que, al ser "la amiga cara", me han de llamar, y sólo lo hacen cuando es imprescindible
Si no puedes con el enemigo, únete a él

En estos tres casos que os hemos contado no han cedido a la "presión", ya sea social o laboral, y siguen con sus vidas sin móvil sin planes de que eso vaya a cambiar ni a medio ni a largo plazo. Sin embargo, nos han contando algunos casos en los que finalmente han tenido que incorporar un móvil a su vida, aunque de momento esto no ha cambiado sus convicciones con respecto al hecho de vivir con un smartphone.
Ejemplos de ello son, por una parte, Daniel, para quien el móvil genera adicción y perjudica la capacidad de concentración así como las relaciones sociales. En su caso ha tenido un móvil sin conexión a internet hasta que, al cambiar de tarifa, su compañía le ofreció un smartphone (bastante sencillo), y dado que le resulta muy útil para, además de llamar, ubicarse en un mapa o comunicarse por mensajería (Hangouts) desde el extranjero, duda que vuelva a un dumbphone.
Es profesor y en este caso explica que no le supone ningún extra en cuanto a su labor. Nos cuenta que solventa la comunicación con sus compañeros con el correo electrónico desde el ordenador, lo cual re resulta mucho más cómodo que responder desde una pantalla pequeña y con el teclado táctil. Además, no tiene WhatsApp porque le agobia la idea de que cualquiera pueda enviarle mensajes, e incluso a veces olvida el móvil en casa y pasa el día sin él.

Otro caso es el de Josema, que considera el móvil como una forma de esclavizarse a los tiempos contemporáneos. Vivió sin uno hasta hace relativamente poco, aunque eligió un terminal sencillo y nada de lanzamientos recientes. Es un veterinario que vive y trabaja en un entorno rural que, según nos cuentan sus amistades, hasta el momento era muy difícil de localizar.
La resistencia
Como decíamos al principio, hay un evidente factor generacional y, salvo excepciones, la gente que permanece sin adoptar un terminal suele ser de mediana edad. El hecho de que haya trabajos que impliquen estar localizable hace que incluso en los casos en los que se rechaza en un primer momento, finalmente se acabe teniendo uno. Aunque ya hemos visto que cuando se es contrario por convicción, el móvil se acepta casi a regañadientes y se usa cuando no hay más remedio.
Lo que parece común es el motivo: a su manera, en todos los casos se alude a una esclavitud y a una libertad coartada cuando se posee un móvil. En algunos casos directamente se aludía a los servicios más extendidos (al menos en España), como WhatsApp o Facebook. Y pese a la moda o a la cierta presión social que esto puede suponer paraa algunas personas, en estos casos que tratamos, como el de Milagros, no supone ninguna pérdida (sino todo lo contrario) el hecho de no ver las fotos o los memes que comparten sus amigas por mensajería.
Crecer y/o vivir en un ámbito rural también condiciona la adopción de móvil, bien para motivar la misma o bien para ni planteársela. El teléfono móvil es vital para comunicarse de manera instantánea en muchos trabajos dado que las distancias suelen ser mayores y, por otra parte, internet no está tan presente. En la cara B de esta situación se encuentra la gente que justo busca esa "incomunicación" y simplemente no suele necesitar nada que no encuentre en su entorno.
Probablemente, a medida que las generaciones nacidas "con móvil" vayan superando a las que han vivido la instauración del smartphone como objeto personal casi obligatorio, este grupo de personas que ya no es mayoritario se vea aún más reducido. Las cifras nos dicen que el número de líneas telefónicas móviles va en aumento, lo cual es otro signo de que cada vez hay más personas que ponen un móvil en sus vidas.
Imagen | Jim Holroyd 365
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anot
Creo que para personas de mediana/avanzada edad cuyas vidas se circunscriban a entornos familiares y sociales reducidos (como Antonio, el electricista jubilado que no sale del barrio) es posible que un smartphone no aparte prácticamente nada.
Pero negarse "por actitud rebelde" a una tecnología que puedes usar cuando te apetezca y apagar cuando no, sinceramente, lo encuentro absurdo.
No entiendo lo de sentirse controlado por las redes sociales o las notificaciones. Es como sentirse atado a los chismorreos de las vecinas.
Esto de la negación de la tecnología, ¿no será otro movimiento hipster?
thepilot
A mi el móvil me da más libertad de la que me quita, el balance es positivo. Sin embargo, las redes sociales si que las veo como algo intrusivo y hace años que no las uso y no las echo de menos. Prescindir de ellas te hace estar más centrado en tu vida y en la gente importante de verdad.
bioacler
El móvil me provocó muchos problemas con mi esposa, decía que no le ponía atención, le compré uno y nos pasábamos los días pegados a la pantalla, me di cuenta que había un problema.
Busque en el internet y comenzamos con juegos de mesas, videojuegos y luego películas, después salíamos a caminar etc. Fue difícil pero lo superamos, el móvil no me tiene la cabeza abajo y conversamos más como seres humanos.
Pero a veces me reúno con mis amigos y es como la portada, yo mirándoles la cara y ellos atendiendo más al móvil que a otra cosa.
muscardino
Como en todo, el asunto es tener criterio. Yo, que según algunos, soy un "hipster" (nunca he tenido televisión, me parece todavía peor que ir a misa) estoy encantado con la telefonía móvil. Uso ahora más el móvil que el ordenador y si en algún momento hay una actividad excesiva para mi estado de ánimo, corto el asunto con un simple botón. No es nada complicado hacer un uso juicioso de la tecnología.
Saludos.
dan1elnole
Quien diga que el teléfono es un problema, se equivoca totalmente. Es la persona el que hace un uso inadecuado de él.
Vamos a ver, hace falta cabeza. Yo uso el teléfono diariamente, pero únicamente cuando es importante o estoy solo. He perdido la cuenta de las broncas que he ido echando por no poder mantener una conversación por un muro (o pantalla) entre ambos. Usar el teléfono mientras estás con alguien, a no ser que sea urgente, es una falta de educación. No hay más. Hace décadas, esto no existía. Yo tengo claro que cuando llegue el momento, enseñaré a mis hijos como usar la tecnología, al igual que se enseña a comer con la boca cerrada.
Por otro lado, hay que ser consciente de lo que estás haciendo. Publicar toda tu vida en internet puede llegar a ser un problema. Que sí, que está muy bien tener miles de likes, pero tanto como renunciar a tu vida personal... Yo hago MUCHAS fotografías, de las cuales no subo ninguna (o MUY rara vez) a Facebook (red en la que por cierto, no se debe agregar a todo cristo). No es justo decir que los teléfonos móviles han roto esta privacidad, ya que ha sido el usuario mismo y posiblemente, su desconocimiento sobre los impactos que esto pueda tener.
Dicho esto (dirigido para los usuarios que sí utilizan móviles), también debo decir que me parece totalmente respetable y estoy totalmente de acuerdo con aquellas personas que decidan no usarlo.
Un saludo.
bluesman
Pues fíjate tú, que aquí en Alemania he conocido ya un montón de gente sin Smartphone y con móviles ultra viejunos con los que simplemente se puede llamar, mandar sms y poco más. O gente con Smartphone, pero que apenas lo usa para nada y ni siquiera tiene whatsapp u otra app del estilo instalada. Y no hablo de cuatro gatos, ni de gente mayor...Será que en España si no llevas un super iPhone o te dejas una pasta en el movil eres un pardillo...
espabilao
Siempre he preferido las máquinas a las personas, son más fiables.
En serio: Hay días que lo apago.
Pero es util en ciertas circunstancias.
dudeguys
Los puristas dirán lo que quieran pero a mi por lo menos me hace la vida más fácil, a parte si veo que me absorbe más de la cuenta o me distrae de una tarea importante lo apago y a tomar por ahí. No veo el problema por ningún lado
erwin1209
Me parece un articulo de los mas absurdo, deje de leer antes de la mitad, cuando me di cuenta que no ibas a llega r a a nada.
Conozco muchas personas que no usan o no dependen del smartphone, como mi mamá o mi hermano, y no son nada rebeldes, ni cuentan historias de supervivencia.
Simplemente no todo el mundo es adicto al smartphone. No encuentro lo sensacional.
cathangb
Mucho amargado, inadaptado o incapaz de hacer uso racional y sensato del móvil se ve por ahí. Por supuesto que cada uno es libre de llevar su vida como quiera, pero yo me pregunto: ¿Acaso soy el único bicho raro al que el móvil no le amarga la vida, que usa el móvil de forma racional, que no se ve asediado por millones de whatsapps o mensajes? ¿Soy el único al que el móvil no le molesta? ¿Tan difícil es silenciar ese grupo tan molesto o no estar cada cinco minutos con la nariz en la pantalla? Creo que muchos os quejáis por moda, postureo o yo qué sé. Más ser responsablees y menos lloriquear.
Pablosar
"Desde un principio se negó a estar localizable de manera permanente"
Claro, como no hay como apagarlo, ponerlo en modo avión o dejarlo en casa si quieres.
"o bien a que el hecho de no estarlo (si hubiese apagado el móvil o directamente dejado en el cajón) le hubiese ocasionado problemas laborales o personales"
Y luego se preguntara porque es ocasional y no fijo, o porque lo despiden.
Seyven
Esclavos por usar un móvil, 2000 fin del mundo, 2012 apocalipsis, 3400 invasión alienígena...
lectortec2
Conozco a miles de personas que ni siquiera han tocado un móvil nunca, bien por que no han tenido las posibilidades o bien porque no les interesa y no sucede nada, hasta les sobra el tiempo y no tienen todas las preocupaciones que tenemos los que miramos a los móviles o a las nuevas tecnologías como un apéndice de nuestros cuerpos.
miguel.camba
Entiendo que haya gente que no quiera un smartphone, pero un teléfono movil sencillo para poder hacer llamadas fuera de casa me parece un aparato inofensivo y no entiendo porque alguien puede negarse en rotundo a tener uno, aunque no lo use a diario.
Lo que si puedo entender como algo absorbente son las redes sociales, pero el aparato que hace y recibe llamadas (y solo las recibe si tu quieres) es un avance.
bliz
Creo que todo esto se reduce al miedo o rechazo a lo nuevo. ¿Esta gente prescinde también de la televisión, por ejemplo? ¿De la prensa? Alguno habrá, claro, pero la TV tiene muchos años y eso toca a otra generación.
Para mí es un entretenimiento. Si no me apetece encender la TV y pongo YouTube, ¿es una adicción? Obviamente hay cosas que sobrepasan lo respetuoso. Si estás hablando con alguien y saca un libro y se pone a leer, pues no sienta bien, al igual que si se pone a contestar un mensaje. Son comportamientos de las personas. La tecnología te da otra forma de hacer las mismas cosas de un modo más sencillo, no hay que demonizar las cosas.
guillermocuesta
Pues claro que no es necesario un móvil. Ni ducharse, ni vestirse, ni conducir, ni...
A nadie le gustan los smartphones. No es broma. De verdad que no es broma. Apenas encuentro a nadie que no accediera a ellos a regañadientes y no les cogiese rabia porque "la sociedad se los impuso" y porque son... en el fondo son molestos. Casi te miran con un cierto aire de superioridad. te apetece decirles "No, no sabes hacer de todo"
casi cualquier avance tecnológico no era "necesario" al pricipio. Ni la iluminación artificial, ni los coches, ni las herramientas de metal. Las generaciones que vinieron después, sin embargo, hemos pasado a considerarlo "necesario" porque hemos olvidado como actuar sin disponer de dichas herramientas. Jamás nos planteariamos ir a Madrid a pie. casi que ya ni se puede. La vida era mucho más lenta antes de que a algún iluminado se le ocurriese llenar nuestra vida de mensajería instantanea. Pero eso quienes nos precedan jamás o sabrán. Simplemente se preguntarán que hacían sus padres si se les olvidaba poner alcachofas en la lista de la compra y su mujer no podía ponerles un whatsapp.
felipeponcet2
Es cierto que las mejoras en comunicaciones están trayendo pérdidas de intimidad, pero tanto los sistemas de mensajería como redes sociales están siendo bastante sensibles a los obsesionados con la privacidad, y cada vez hay más formas de configurar con quién compartes contenido, o quién puede ver tus datos.
Chic1010
Eres la que tiene color en la foto?
hellgadillo
Vivo en una de las ciudades más grandes y caóticas del mundo, fuí de las primeras personas que usó un móvil cuando estos se empezaron a comercializar, recuerdo que todos me veían raro cuando usaba el manos libres, fuí de los primeros en usar unos audífonos bluetooth o un móvil con pantalla touch, cosas que ahora son bastante comunes, he usado móviles por años pero llega un punto donde se vuelve un hartazgo: trabajo en un lugar donde el sueldo es fijo y donde si tienes móvil te pueden sacar de tu casa para ir a hacer cualquier cosa, no es bonito que te llamen a mitad de la noche para decir que vayas a resolver un problema porque no hay nadie más que lo haga, tengo otro trabajo donde doy mantenimiento a computadoras, móviles, tablet's, etc, no es nada bonito que te llamen a cada rato para que les resuelvas su problema y te paguen con las gracias (a veces ni eso), como varios ejemplos, si me buscan que me encuentren o en el teléfono fijo, en el mail o en alguna red social, llevo un par de años sin móvil y de hecho me siento libre, volteo y veo a la gente que no despega la cara del móvil nunca, a veces se la pasa jugando, a veces se la pasa releyendo por 5ta ocasión lo que le llegó en el facebook, he visto en el transporte público a gente que no recibe un solo mensaje por al menos una hora pero que no para de darle vueltas al facebook, no dudo que haya gente que lo usa de verdad pero la mayoría no lo hace, solo es una moda, ahora el móvil es el que te da una categoría alta, el que dice: respétenme porque traigo un iPhone o un S6 y lo cierto es que mucha gente se hunde en pagos semanales por al menos un año, solo para comprar el último iPhone, aunque no tenga ni para comer, eso es patético, si lo usas hazlo con responsabilidad, nunca como un vicio porque eso se vuelve: un vicio.
Quizá yo soy el otro caso: el que siempre usó un móvil pero de un día para otro decidió dejarlo de lado, si me necesitas me encuentras en mi casa o en el trabajo, por varios medios pero no pienso gastar tanto dinero en llamadas y mensajes y menos perder valioso tiempo de mi vida metido en el celular o mi vida al pasar la calle sin fijarme, cada quien sus gustos pero a mi ya me hartó usarlo y ver como lo usan.
benten
Yo he estado tentado más de una vez de dejarlo en un cajón. Me di cuenta cuando whatsapp pasó de ser algo divertido y ameno a convertirse en una molestia, es decir, avalancha de mensajes y una atención y dependencia que nunca cesa. Los chistes, videos, gifs, fotos y conversaciones chorras pasaron de ser algo divertido a convertirse en un coñazo y un estorbo. y la gota que colmó el vaso fué cuando empecé a recibir mensajes de los jefes sobre trabajo en mis horas libres y en vacaciones. Ahora utilizo otro servicio para comunicarme con los pocos que realmente me interesan, y si me preguntan siempre digo que no uso whatsapp.
Igualmente pienso que medidas como las que adoptan los ejemplos del post sólo las adoptarán algunos de los que de alguna manera hemos vivido antes de esta era digital, no así con las nuevas generaciones que ya habran crecido en un entorno sin ningún tipo de concepto de la privacidad y siempre online.
Usuario desactivado
La gente lo ve muy fácil. Parece que si alguien no quiere tener móvil, pues no lo tiene y punto. Pero de los que lo tenemos, ¿cuántos lo hacemos por "obligación", porque terceras personas necesitan estar en contacto?
Personalmente odio el aparato (si por mí fuera lo apagaba, lo metía en un cajón y no lo tocaba nunca más), pero como he dicho, por razones ajenas a mí necesito WhatsApp y estar en contacto. Para mí, olvidarlo en casa es más un alivio que otra cosa. A veces... no es totalmente inconsciente tal olvido :)
Eso sí, las redes sociales y demás chorradas quedan fuera del cacharro.
gustavoapaza
La verdad al estar en una sala de espera de hospital y ver a un anciano y a una jovencita juntos, en espera, pues daba igual cómo mataban el tiempo. Ambos tonteaban, uno con la mirada en el vacío y la otra con la mirada en la pantalla. Usar o no usar teléfono no te hace mejor o superior. En el fondo todos nos parecemos, no importa la edad o actitud frente a la vida todos matamos el tedio como bien podemos. Supongo que las mentes realmente superiores no se la pasan mirando el vacío o atentos a las evoluciones de redes sociales. Lo trágico de nuestros tiempos es tener que preguntarle el por que a una persona, y que esta tenga que darnos explicaciones detalladas. Modas...
diegolopez10
Pues yo les entiendo perfectamente a cada uno, si no les hace falta, para que cojones lo van a usar?
santiagolopez1
En mi caso yo solo uso el cell para redes sociales ver multimedia videos o juegos pero practicamente ni me hablan al cell y ni hablo por el ,aun asi estoy pegado a el todo el tiempo.
haci que a algunos no se les aplica eso de que porque se les este localizando o no al cell ,si no solo por entretenerce con el.
aelbestia13
Asi de mal se hablaba antes de la TV (la caja boba decian).
paco84
Solo una observación. Hace poco en Alemania, en más de un restaurante, veía que no había nadie con el movil. El ambiente era cálido y apetecia copiar esa manera de actuar.
reach5stars
tienen taaaanta razon e movil me mantiene descomunidado
por ejemplo mi hermano que vive en israel hay que incomicado me deja la TECNOLOGIA.........
digo porque el skype nos ALEJO TANTOOOOOOOO
nosotros hicimos lo inteligente mandamos cartas escritas.....
recuerdan antes de la existencia de telefonos? por aquel entonces habian gente muy MUY SOCIABLE como por ejemplo el viejo que se pasaba leyendo el diario la vecina de al lado que se psaba escuchando la radio ¡¡¡ERAN TAN SOCIABLES¡¡¡ no olvidemos el ratalibros que siempre tenian algo para leer TIENEN TODA LA RAZON hoy en dia la gente se queda enganchada antes ERAN MEJORES los tipos que alquilaban VHS y quedaban mirando peliculas "SUPER SOCIABLES" y los que jugaban al nintendo tambien SUPER SOCIABLES haayyyy extraños los viejos tiempos ERAN MEJORES...
señores gracias por whatsapp skype por mantenerme comunicado con mi padre y mi hermano especialmente que nos distanciamos por miles de kilometros y tanto uno como el otro no me encontre con mi hermano personalmente desde hace 3 años y con mi padre desde 4 meses....
¡¡¡¡QUE INCOMUNICADO QUE ME DEJA LA TECNOLOGIA¡¡¡