'La princesa Mononoke', el inmortal clásico de animación de 1997 de Studio Ghibli que permanece más actual y relevante que nunca gracias a su inolvidable mensaje ecologista, ha sido reestrenada en cines IMAX en Estados Unidos. Y ha conseguido una taquilla considerable, en parte debido a que el cine de Hayao Miyazaki se ha vuelto a poner de moda... por motivos que quizás Miyazaki calificaría de "insulto a la vida misma".
Éxito en IMAX. La película es una restauración en 4K del clásico que posiblemente acabaremos viendo en formato doméstico, pero que antes sde ha dado un paseo, con notable éxito, por 330 pantallas IMAX estadounidenses. La película ha recaudado cuatro millones de dólares en su primer fin de semana. Se trata de un impacto muy notorio para una película que tienen ya casi treinta años y cuyo estilo de animación se sale del mainstream cultivado por Pixar o Dreamworks. Buena parte de la culpa de esta taquilla, sin duda, la tiene el reciente meme de ghiblificar imágenes por IA.
ChatGPT está que explota. Detrás del meme de convertir imágenes populares (de momentos históricos clave a memes más o menos masivos) en fotogramas que parecen salidos de una película de Studio Ghibli está ChatGPT, que también se ha pasado el fin de semana convirtiendo fotos en imágenes que parecen salidas de un episodio de Barrio Sésamo o al estilo pixel-art. La aceptación ha sido tal que los servidores de CharGPT se han resentido, y el propio Sam Altman, CEO de OpenAI ha tenido que salir a decir que sus GPU "se están derritiendo".
Rechazo frontal. La IA generativa siempre se ha topado con el rechazo de la comunidad artística por aprender a partir de imágenes de propiedad ajena sin permiso, y en este caso, la polémica ha sido especialmente encarnizada en redes. Frente a un empleo (reconozcámoslo, absolutamente asombroso) y muy versátil de las imágenes, tenemos a multitud de creadores y artistas que afirman que el uso de IA para imitar un estilo eminentemente humano y artesanal como el de Ghibli es especialmente perverso (eso sin entrar en empleos ya directamente monstruosos, como el que ha llevado a cabo la Casa Blanca)
La distribuidora se hace eco. Gkids, distribuidora de la película en Estados Unidos, muy consciente del estado de la cuestión con la polémica IA, hizo declaraciones cuando, ya antes del estreno y contabilizando las entradas vendidas en preestrenos, sabía que este regreso iba a ser un éxito. Afirmaban que "en una época en la que la tecnología intenta replicar a la humanidad, estamos encantados de que el público valore una experiencia que respeta y celebra la obra maestra de Hayao Miyazaki y Studio Ghibli en toda su gloria cinematográfica dibujada a mano". El puyazo a las imágenes generadas por IA está claro.
Momento de encrucijada. Las IAs generativas están en un momento de encrucijada en términos de impacto en la opinión pública: el daño a los derechos legítimos de los autores es tan obvio que hasta las mismísimas compañías están intentando limitar su alcance. Mientras que el usuario de a pie descubre aplicaciones tan resultonas en el día a día como esta posibilidad de ghiblificar imágenes, 400 grandes creadores de Hollywood firman un manifiesto pidiendo al Gobierno de Estados Unidos control sobre las IAs. Quizás Ghibli, tal y como ha sucedido con el impacto único de sus ficciones, llegue a tener una trascendencia primordial en este conflicto.
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