La industria llevaba meses avisando: 2025 no iba a ser un buen año para el precio del café. Durante todo el año fuimos testigos de una tormenta perfecta que apuntaba a un futuro nada esperanzador para los amantes de esa taza de café por las mañanas. Diferentes fuentes apuntaban a lo mismo: el precio del café se iba a disparar.
Vimos indicios de segunda mitad de 2024 en adelante, pero en noviembre llegó la mala noticia: el precio del café arábica había subido un 70% en lo que iba de año. Esto suponía que se alcanzaron precios que no se habían visto desde 1977. No sólo subía el precio del café arábica como el geisha -que suele ser carísimo-, sino también del robusta.
Esta variedad es más barata porque sus condiciones de cultivo no son tan especiales (entre otros factores), pero 2024 fue la culminación de una tendencia alcista: casi un 170% en la última década. Y este café es el que se utiliza, por ejemplo, para fabricar el café soluble, que tiene un mercado enorme.
Todo esto se está sintiendo en el mercado: las marcas más comerciales ya hablan del aumento de precio.
Las acciones suben, el precio del café… también
Puede que tú también hayas experimentado esto. Aunque enero fue un mes tranquilo, hace unos días, cuando acudí a mi tienda de café de confianza, me avisaron de que el precio del paquete que suelo llevarme había subido. Dos euros -que tampoco es tanto-, pero había subido y me comentaron que, aunque en enero pelearon con los tostadores para poder absorber la diferencia, no pueden seguir amortiguando el golpe.
Es una tienda pequeñita y de café de especialidad, pero… ¿qué pasa con el café que se vende a toneladas de marcas mucho más comerciales? Pues, por ejemplo, ahí entra en juego JDE Peet’s. Se trata de una compañía neerlandesa que está detrás de marcas como Douwe Egberts o Jacobs, pero también de las conocidísimas L’Or o Tassimo.
Como leemos en Reuters, cerraron un buen 2024, con un crecimiento de un 13,2%, superando las previsiones de los analistas de 1.250 millones de euros. El mayor crecimiento se dio en la zona que cubre Latinoamérica, Rusia, Oriente Medio y África, con un aumento del 21%. En Europa, la película ha sido otra.
Es el territorio en el que se generan más de la mitad de sus ventas y, aunque los ingresos han sido estables, es donde han encontrado una mayor fricción con los minoristas debido a ese aumento del precio para ellos que, al final, repercute en nosotros, los clientes.
De esto, lo que realmente nos interesa son dos cosas. Bueno, tres. La primera es que la empresa comentó que los precios del café verde se había “más que duplicado” en promedio durante el último año. Aquí no hay sorpresa porque es lo que ya conocíamos y las crisis en la cadena de suministro, asuntos geopolíticos y el clima, han dado lugar a una menor producción y una distribución más costosa.
Por otro lado, comentan que es una situación que no espera que cambie en un futuro cercano, afianzando esa idea de que 2025 al completo será un mal año para los amantes del café, que tendrán que pagar más por su bebida favorita.
EEUU y los aranceles, otro factor a tener en cuenta
Para redondear la ecuación, está el tercer elemento que comentaba: Estados Unidos. Concretamente, los aranceles que Trump quiere aplicar ciertos países. Ya hemos ido viendo que, entre los planes del presidente norteamericano, se encuentra el “ojo por ojo” en materia comercial.
Debido a su política de ‘aranceles recíprocos’, Estados Unidos buscaría gravar los bienes que importen de países que les apliquen aranceles. Un representante de JDE Peet’s confirmó a Reuters que “existe un cierto nivel de incertidumbre en torno a posibles aranceles para las importaciones a Estados Unidos tras la intención del presidente Trump de desarrollar aranceles recíprocos para, entre otros países, Brasil”.
Brasil es uno de los mayores productores de café del mundo, una potencia en, precisamente, la variedad robusta que el grupo utiliza en su café instantáneo, de cápsulas y de membrana. Veremos qué ocurre y qué hacen otras marcas, pero anteriormente Nestlé o Lavazza habían absorbido el golpe hasta que dejaron de hacerlo.
Lo que está claro es que esa crisis inflacionaria del café, unida a la del cacao, es un golpe para millones de paladares en todo el mundo.
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