Los aranceles impuestos por EEUU a México van a disparar muchos precios. Los de estas marcas de coches van a ser un problema

Mientras EEUU argumenta que los aranceles fortalecerán la producción nacional, los expertos y fabricantes advierten del efecto contrario

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La decisión de Estados Unidos de implementar aranceles del 25% sobre las importaciones de México y Canadá va a tener muchas y variadas consecuencias, pero hay un sector que se va a ver especialmente afectado por ello: la industria automotriz, especialmente de Norteamérica. Tras varias postergaciones, la medida entró en vigor el 4 de marzo, sin posibilidad de una nueva negociación. Ya hay nombres de empresas y modelos afectados.

Una industria interconectada. A lo largo de las últimas tres décadas en Estados Unidos, con la firma del TLCAN (NAFTA) en 1994 y su posterior evolución hacia el T-MEC (USMCA), los fabricantes de automóviles han desarrollado cadenas de suministro altamente interdependientes, en las que motores, transmisiones y otros componentes cruzan las fronteras múltiples veces antes de ensamblarse en un vehículo final.

La premisa detrás de este modelo es clara: aprovechar las fortalezas económicas y logísticas de cada país para reducir costes, mejorar la eficiencia y ofrecer precios más competitivos a sus consumidores. Sin embargo, los nuevos aranceles podrían romper esta estructura, encareciendo drásticamente la producción y generando incertidumbre sobre qué autos serán considerados importados o nacionales.

Qué es realmente un auto importado. Lo contaba el New York Times. Antes de hablar de las repercusiones conviene explicar cómo se “monta” un vehículo. El problema central de los aranceles es que definir qué es un auto importado no es tan sencillo. En términos legales (y clave USA), un vehículo se clasifica como importado cuando su ensamblaje final ocurre fuera de Estados Unidos. No obstante, la complejidad de las cadenas de suministro ha vuelto obsoleta esta definición.

El medio exponía ejemplos concretos de esta interconexión. A saber: el Chevrolet Blazer se ensambla en México, pero usa motores y transmisiones fabricados en Estados Unidos, el Nissan Altima se ensambla en Tennessee y Mississippi, pero con un motor japonés y una transmisión canadiense, el Toyota RAV4 se ensambla en Canadá, pero con 70% de sus componentes fabricados en Estados Unidos, o el el Nissan Rogue se ensambla en Estados Unidos pero con solo 25% de sus partes de origen estadounidense (el motor proviene de Japón y la transmisión de México).

Bola extra. Hay otro problema: que la administración Trump no ha especificado cómo aplicará los aranceles a estos componentes que cruzan la frontera varias veces. Esto, qué duda cabe, genera un clima de incertidumbre para los fabricantes, quienes no saben cómo calcular los costes de producción y definir su estrategia comercial. Un auténtico caos.

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Empresas y modelos afectados. Lo que sí parece meridianamente claro es que, si los aranceles se implementan de forma permanente, se puede hacer una resumen de varias empresas que podrían verse obligadas a reconsiderar inversiones o incluso trasladar producción a otras regiones. ¿Quiénes? Las principales automotrices con operaciones en México y Canadá que se verían impactadas por los aranceles incluyen:

  • BMW: Su planta en San Luis Potosí, México, produce los modelos Series 3, 2 Coupé y M2, destinados principalmente al mercado estadounidense y global.
  • Ford: Opera tres plantas en México y exportó casi 196.000 vehículos a Norteamérica en la primera mitad de 2024, de los cuales el 90% fueron a Estados Unidos.
  • General Motors (GM): Importó alrededor de 750.000 vehículos de México y Canadá en 2024, incluyendo modelos clave como los Chevy Silverado, GMC Sierra y SUV medianos. Además, sus plantas mexicanas ensamblan dos de sus nuevos vehículos eléctricos (EVs).
  • Honda: Con el 80% de su producción mexicana destinada a Estados Unidos, ya advirtió que podría replantear su estrategia de manufactura si los aranceles se hacen permanentes.
  • Kia: Su fábrica en México ensambla modelos propios y los SUV Santa Fe para Hyundai, que también se exportan a Estados Unidos.
  • Mazda: Exportó 120.000 vehículos desde México a Estados Unidos en 2024 y evalúa detener futuras inversiones si los aranceles entran en vigor.
  • Nissan: Sus dos plantas en México producen los modelos Sentra, Versa y Kicks para Estados unidos, con un total de 505.000 unidades ensambladas en los primeros nueve meses de 2024.
  • Stellantis: Ensambla en México las camionetas Ram, vans y Jeep Compass, además de fabricar modelos Chrysler en Canadá. En 2025, planea reiniciar la producción de un nuevo modelo Jeep en su planta canadiense.
  • Toyota: Produce el Tacoma en sus fábricas en México, con más de 230.000 unidades vendidas en Estados Unidos en 2024, lo que representó 10% de sus ventas en ese mercado.
  • Volkswagen (VW): Su planta en Puebla, México, fabricó cerca de 350.000 vehículos en 2024, incluyendo los Jetta, Tiguan y Taos, todos para exportación a Estados Unidos.
  • Audi: Su fábrica en San José Chiapa, México, produce el Q5 y emplea a más de 5.000 personas. Solo en el primer semestre de 2024, exportó casi 40.000 unidades a Estados Unidos.
  • Plus: En Canadá, Volkswagen está construyendo una gigafábrica de baterías en Ontario, que comenzará producción en 2027, un proyecto que, obviamente, también podría verse afectado por la incertidumbre comercial.

Posibles consecuencias. La primera es la más obvia y la podemos explicar con un ejemplo: si un automóvil fabricado en México tiene un precio base de 25.000 dólares, un arancel del 25% añadiría 6.250 al coste final. En el mercado, el impacto sería enorme: el coche sería menos competitivo frente a la industria automotriz de Estados Unidos y generaría una tensión en las relaciones comerciales de ambos países, ya que México comenzaría a mirar hacia otros lados. Pero hay más.

En primer lugar, el aumento de precios para los consumidores en Estados Unidos. Los costes adicionales podrían ser trasladados a los clientes, encareciendo autos, camionetas y SUV ensamblados en México y Canadá. También se apunta la reducción de competitividad, ya que marcas como Ford, GM, Toyota y VW podrían perder participación en el mercado frente a fabricantes con producción en Estados Unidos o fuera de América del Norte.

Plus: la reconfiguración de la cadena de suministros, ya que algunas empresas podrían buscar trasladar operaciones fuera de México o Canadá para evitar los aranceles, aunque esto implicaría altos costes y plazos prolongados. Finalmente, los analistas también apuntan al impacto en el empleo y la inversión, ya que las plantas automotrices en México y Canadá generan cientos de miles de empleos. La incertidumbre sobre los aranceles podría provocar reducción de inversiones, despidos masivos y una menor expansión del sector en la región.

Cuánto aumentarán los precios. Es la gran pregunta. Los fabricantes han analizado el impacto directo de los aranceles en los costes de producción. Según Patrick Anderson, del Anderson Economic Group, los costes adicionales por unidad oscilarán entre 4.000 y 10.000 dólares por vehículo, dependiendo del modelo y el nivel de importación de componentes afectados.

Ante esta situación, como decíamos, los fabricantes tendrían tres opciones. Absorber el coste, reduciendo sus márgenes de ganancia. Reubicar parte de la producción en Estados Unidos, lo cual es costoso y tomaría años. O el que muchos temen: transferir el coste a los consumidores, aumentando los precios de los vehículos. Plus: esto es especialmente problemático en un momento donde el precio promedio de un auto nuevo en Estados Unidos ya es de 48.000 dólares, un nivel que ha dejado a muchos consumidores fuera del mercado.

Así las cosas, y a pesar de los esfuerzos por promover el ensamblaje dentro de Estados Unidos, la realidad es que el país no tiene la infraestructura para producir todos los componentes automotrices. Desde 1999, la producción nacional ha fluctuado, superando los 12 millones de vehículos anuales en su mejor momento, pero con caídas significativas tras la crisis de 2008-2009 y la pandemia. Sin una política clara sobre qué se considera un auto importado y cómo se aplicarán los aranceles a las partes individuales, la medida podría desestabilizar el sector automotriz y perjudicar tanto a las empresas y sus trabajadores locales como a los consumidores finales.

Imagen | Department for, Flickr/ spenceyc

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