Todo lo que aprendí el día que me sorprendió la nieve: consejos para conducir con hielo cuando la situación se complica

  • Precaución, paciencia y calma: las tres palabras que debemos grabarnos a fuego

  • Siempre hay que tener muy claro que la carretera se puede complicar mucho en muy poco tiempo

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Hace unas semanas, asistimos a la toma de contacto del nuevo Ford Capri. El coche eléctrico de los estadounidenses se ha reinventado como coche eléctrico y teníamos muchas ganas de probar este nuevo lanzamiento.

Sin embargo, no habréis visto el artículo porque, lamentablemente, apenas pudimos probar el coche como se merece. Al poco de tomar los mandos, la nieve empezó a hacer acto de presencia. Con unos neumáticos poco adecuados y en mitad de un puerto de montaña, la cosa se complicó hasta tal punto que tuvimos que darnos la vuelta y asumir que no era el día adecuado para hacer ninguna prueba.

Por suerte no hubo que lamentar ningún daño ni ningún problema pero sí pasamos un momento complicado. Esto es todo lo que aprendimos.

Todo lo que aprendí el día que me sorprendió la nieve

Lo primero que tenemos que decir puede resulatr obvio y en Xataka lo hemos repetido en diversas ocasiones: trata de planificar tu viaje. Aunque sea el mismo recorrido que te conoces de memoria en cada fin de semana, echa un ojo al tiempo antes de salir de casa.

Es lo que le ha sucedido en las últimas horas a personas que se han quedado atascadas en la nieve camino a la ciudad de Madrid, bien por la carretera A-2 en Guadalajara y Soria o siendo conscientes de los riesgos que se corren si uno acude a la montaña sin estar preparado para ello.

La mayor parte de las veces, los avisos de temporal van a estar activos y son menos los casos en los que realmente te puede sorprender una nevada inesperada. Esto es lo que nos pasó a nosotros, caminábamos al puerto de Navacerrada y, sin esperarlo, nos nevó mucho más de lo esperado. Pese a todo, la posibilidad de que nevara estaba sobre la mesa y podíamos haber cambiado el itinerario siendo conscientes de que todo podía cambiar en unos minutos.

No te confíes

Una nevada puede complicar mucho la circulación en muy poco tiempo. Es lo que sucedió en nuestro caso. En un primer momento nevaba poco o nada, mezclándose con la lluvia peor en cuestión de 15 minutos la nieve se hizo más espesa hasta el punto de cubrir toda la carretera.

Ese fue solo el primer problema. Con el suelo mojado por la lluvia, las temperaturas eran tan bajas que pronto se empezó a congelar el asfalto. Y con el asfalto congelado, ahora sí, empezábamos a estar vendidos. Tocaba salir de la situación lo mejor posible.

Precaución

En todos los sentidos. El primer aviso de que la carretera estaba congelada lo tomamos en una curva. Por suerte avanzábamos a una velocidad moderada pero tocar un poco el freno sobre una linea blanca nos lanzó brevemente al lateral derecho de la calzada. Habíamos pisado una placa de hielo.

A partir de ahí, tocaba conducir con mucho cuidado. Prioridad a la velocidad (baja) y a las líneas blancas (no pisarlas). Es complicado ver las placas de hielo pero la pintura blanca sí sabemos que facilita las pérdidas de tracción.

Suavidad

Llegados a este punto, toca ser precisos con el volante pero, sobre todo, muy suaves. Si perdemos tracción y el coche nos escupe a un lado, trata de contravolantear ligeramente pero de una manera muy muy suave. Un manotazo puede provocar el efecto contrario y que terminemos fuera de la carretera.

El pedal del acelerador, siempre a punta de gas, a baja velocidad y nada de acelerar con fuerza. Si pierdes tracción, toca levantar ligeramente el pedal y volver a acelerar con suavidad cuando vuelvas a tener las cosas controladas. Un contravolante con fuerza y levantar el pie del acelerador bruscamente facilitará que nos salgamos de la carretera.

Lo mismo sucede con el pedal del freno. No frenes de golpe. Si frenas con demasiada fuerza, irás recto contra el quitamiedos porque perderás tracción y el coche se comportará con un patín en una pista de hielo.

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Qué elegir

Marchas largas y tirar de frenada regenerativa. Si tienes un coche manual, lo ideal es circular con marchas largas y a una velocidad baja. Eso nos permitirá suavizar las reacciones del coche y reducir el par motor, por lo que las aceleraciones serán más suaves y tendremos menos riesgo de perder el control por acelerar con demasiada fuerza.

Si estamos en un coche automático, fuerza si puedes el uso de relaciones largas y con un coche que tenga frenada regenerativa intenta utilizar la mayor cantidad de la misma. Eso nos obligará también a utilizar el acelerador con más suavidad y tendremos que tocar el freno con menos asiduidad.


Mira lejos

Circula a velocidad baja pero ten siempre presente lo que tienes por delante. En nuestro caso, bajábamos un puerto de montaña por lo que las curvas cerradas y en herradura eran más o menos habituales. En ese caso, lo mejor es ocupar espacio más allá de tu carril, así podrás utilizar mayor cantidad de asfalto para trazar una curva especialmente cerrada sin salirte a medio camino.

Si el giro es de herradura, abre la trazada sin miedo, vuelve al vértice poco a poco y sale de la curva con suavidad. Pero esto, es sí, puedes hacerlo solo cuando tienes la seguridad de que no viene ningún coche por el carril contrario. Como decimos, es imprescindible mirar lejos para anticipar lo que podemos encontrarnos.

Lo que hicimos bien

Sí, es cierto que la nieve nos sorprendió en un momento inesperado y que podríamos haber librado la situación con mayor facilidad pero también hicimos cosas correctamente que creo que podemos destacar.

En primer lugar, simple y sencillo: nos dimos la vuelta. Cuando la nevada se complicaba nos quedaban cinco kilómetros para alcanzar el punto más alto del puerto de Navacerrada en Madrid. La carretera estaba muy complicada ya entonces y quedaba saber cómo estaba el otro lado del puerto. La solución fue dar la vuelta en el primer hueco que se pudo. No merecía la pena seguir adelante.

Poco a poco, iniciamos el descenso con mucha paciencia, casi dejando caer el coche y aplicando lo anteriormente descrito. Es importante no tener prisa y no encabezonarse. Estás en una situación complicada, así que la paciencia y la calma son las mejores aliadas.

Es importante eso de no enrocarse. En nuestro caso valoramos otras alternativas para llegar a nuestro destino pero no encontramos una vía que nos convenciera porque las carreteras podían estar igual de heladas en otros sitios cercanos. Lo mejor, darnos la vuelta y poner fin a la jornada.

Entendemos que esto es más fácil si, como en nuestro caso, estás trabajando. Si tienes que volver a casa de un viaje y te encuentras en esta situación, la recomendación es detenerse en el primer sitio donde nos garanticen un espacio caliente y esperar. Sabemos que no es fácil pero es mejor tener paciencia y llegar más tarde que no hacer uso de ella y quedarnos por el camino por tener un golpe con el coche. Por pequeño que sea nos va a hacer un agujero en el bolsillo y, ante todo, que solo se quede en eso y no haya que lamentar daños mayores.

Con nieve y hielo, paciencia, calma y tranquilidad.

Fotos | Xataka

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