160.000 artículos. Eso es lo que más de 300 revistas "depredadoras" han conseguido colar en Scopus, una de las bases bibliográficas más utilizadas del mundo, en los últimos tres años. Es decir, cada año, se comenten más de 50.000 actos de fraude científico y se cometen de forma tan exitosa que traspasan los filtros de un gigante como Scopus.
Porque eso de "revistas depredadoras" no es más que el nombre elegante que Jeffrey Beall, el famosísimo bibliotecario y profesor de la Universidad de Colorado que creó la Lista Beall, le encontró a lo que es una de las prácticas académicas más cuestionables de los últimos años: un montón de empresas empeñadas en hacer pasar por conocimiento relevante lo que no es más que ciencia de mala calidad. Si es que se puede llamar a eso ciencia, claro.
Los pequeños escándalos de la ciencia: versión depredadora

Lo que hacen estas revistas es buscar de forma activa a autores para pedirles artículos que publicarán (cobrando bastante dinero, por cierto) sin que pasen los más mínimos estándares de calidad. Durante estos meses de pandemia hemos hablado largamente sobre la importancia de las revisiones por pares, la prudencia con la que interpretar los preprints y lo arriesgado de hacer ciencia con notas de prensa; pues bien, las revistas depredadoras se ríen en la cara de todo ello.
Como decía en Nature, Anna Severin, una socióloga que estudia la revisión por pares en la Universidad de Berna, “existen consecuencias potencialmente graves de que los artículos depredadores se indexen en bases de datos científicas". "Los investigadores suelen usar en su investigación hallazgos de mala calidad (o incluso fabricados) y los citan en sus propias publicaciones, distribuyendo así más ciencia no confiable”.
De ahí que el análisis de estos dos investigadores checos, Vít Macháček y Martin Srholec, que ha encontrado al menos 324 revistas de la lista Beall en Scopus es especialmente llamativa. Como llamativo es que estas aporten el 2,8% de todos los artículos indexados durante ese tiempo. Es decir, pese a los esfuerzos de las bases bibliográficas, estas revistas encuentran la forma de colarse en debate científico internacional.
Evidentemente, no es la única manera en la que la mala ciencia se cuela en ese debate. Hemos visto reiteradamente durante la crisis del coronavirus como revistas de primer orden publicaban cosas que solo podríamos calificar de mentiras sofisticadas. Queda mucho por hacer y a todos los niveles: este tipo de trabajos lo dejan claro.
Imagen | Science In Hd
Ver 21 comentarios
21 comentarios
hastalaboina
Qué punietera manía tiene xataka de abusar del hipervínculo en lugar de aprender a redactar. Las frases del final deberían decir algo sin necesidad de que uno tenga que ir al artículo completo. Escriban sobre el fenómeno clickbait...
Y revisen también cosas como la coma anterior a Anna Severin, no hay artículo que no tenga estos gazapos.
alintro.ghost
Los que critican el tema, deberían cuestionarse si en el caso de asomarse una solución podrían pararse firmes a defenderla por el bien de la ciencia. O si esconderían la cabeza cuando los sentimentalistas y manipuladores declaren que poner filtros más serios a los artículos es elitista y poco inclusivo.
Como reaccionarían los "defensores de la ciencia" en ese caso, podrían pararse y defender el conocimiento serio, o agacharían la cabeza para "quedar bien".
hugoli
Incluiran pronto los horóscopos.
Usuario desactivado
Ya verás la risa cuando auditen los papers informáticos del 99% de las universidades españolas.
Trocotronic
Es lo que tiene publicar en revistas predadoras. Si todo el mundo se esforzara para publicar en Q1 la cosa sería distinta. Pero oh sorpresa, publican en Q4 y pasa lo que pasa. Spoiler: sale mal.
rafaello76
Espero que encuentren la manera de filtrar los artículos.
hastalaboina
PD: y las tildes ya puestos. "Hemos visto cÓmo..." Que son cuatro párrafos, léanlos!
Escepticum
Uno de los escándalos más bochornosos de la última década es el climategate, los correos que unos hackers sacaron a la luz que mostraban a las claras como funciona el contubernio del "cambio climático" en el que los instigadores de esta teoría se instaban a boicotear activamente cualquier clase de artículo que pudiera poner en duda esa tesis. Lo cual viene a mostrar que tras la pantalla "científica" existen seres humanos con pretensiones de codicia y ambición como cualquier otro hijo de vecino y que la falta de escrúpulos no va reñida con la etiqueta de científico. Ya pasó históricamente lo mismo con los hábitos religiosos que, como muy bien dice el refrán, el hábito no hace al monje, otro tanto puede decirse del presente caso; la bata no hace al científico.
Personalmente también incluiría en este capítulo de "mala ciencia" o "ciencia basura" mucho artículo de divulgación que publicitan medios de comunicación tradicional y que adolecen de un catastrofismo milenarista (nada nada científico) ... o bien del más puro sensacionalismo estilo prensa amarilla. Y hoy día la credulidad del público general respecto a cualquier cosa que tenga la etiqueta de "científico" es absoluta.
La CIENCIA requiere actitud escéptica, ánimo de contrastar tesis y debate constructivo y sin embargo, en muchos temas plantear objeciones equivale a recibir insultos, se impide el debate y se adoptan posturas dogmáticas... que por otro lado, no son posturas nada nuevas en la ciencia. Recordemos que Big Bang fue el término despectivo con el que Boyle se burlaba de Lamaitre cuando propuso esta teoría... En fin, nada nuevo bajo el sol.