¿Te acuerdas de ese concierto del que te fue imposible conseguir una entrada? La culpa no la tuvo algún fan golpeando como un loco la tecla F5 para poder iniciar el proceso de compra antes que tú: la culpa fue de un bot.
Los servicios de venta de entradas se han visto asolados por las redes de bots que se encargan de comprar una entrada antes de que tú puedas reaccionar. Los sistemas utilizados por los servicios de reventa y los brokers hacen incluso uso de mecanismos para superar verificaciones como las propuestas por CAPTCHA, y la conclusión es siempre la misma: comprar entradas acaba siendo una pesadilla.
Olvídate de tu entrada (barata): no puedes ganar al sistema
El que fuera CEO de Ticketmaster, Nathan Hubbard, contaba en The Ringer cómo esta es una práctica muy habitual en todo de espectáculos: la ley de la oferta y la demanda es la que gobierna un mercado que se ha convertido en un gigante y que por ejemplo genera muchos más ingresos para los artistas musicales que los generados por sus discos vendidos o las veces que sus canciones se han reproducido en Spotify.

Allí Hubbard relataba cómo el fiscal general del estado de Nueva York, Eric T. Schneiderman, se tomó la libertad de realizar un estudio (PDF) que no estaba directamente relacionado con su trabajo pero que resultó ser especialmente acertado. En su estudio dejó claras tres conclusiones:
- Las entradas no se ponen a la venta cuando crees que lo hacen: en numerosos procesos de venta hay en realidad una serie de accesos privilegiados: rangos de tiempo en los que la pre-venta está disponible solo a selectos círculos de usuarios que son amigos y conocidos o que simplemente han pagado algo más por pertenecer a ese grupo de elegidos. Lo mismo ocurre con los clubs de fans y las listas de correo que gestionan los promotores o los organizadores. El número de entradas disponibles de repente se reduce de forma drástica.
- Los mejores sitios ya están reservados: las mejores localidades también suelen estar ya cogidas cuando el proceso "público" de venta de entradas comienza. Schneiderman detectó que de media el público general tiene a su disposición menos de la mitad de las entradas disponibles originalmente, pero en eventos especialmente llamativos ese porcentaje puede reducirse al 15%. Muchos artistas se reservan una sustanciosa cantidad de entradas para su círculo de contactos, amigos y familiares, y eso también afecta a las localidades más interesantes para ver ese espectáculo.
- A veces ni los bots tienen que intervenir: los artistas quieren sacar el mayor beneficio posible de sus apariciones, así que algunos, afirma en ese estudio Schneiderman, venden las entradas directamente a los brokers, quienes luegos se encargarán de la reventa a través de servicios como Ticketmaster. Dado que las redes sociales son tanto una ventaja como un peligro para esos artistas -muchos fans pueden quejarse de la falta de entradas- si los artistas quieren tener garantizados los ingresos pueden no vender a brokers, pero lo que sí hacen los promotores es reservar los mejores sitios en un mercado secundario en el que esos precios son mucho más altos pero pueden ser pagados por quienes se quieren asegurar una buena localidad.
- Pero los bots nos arruinan la vida, sí o sí: aun en esos casos lo cierto es que los bots se han convertido en una realidad palpable en un mercado en el que los usuarios tienen muy poco que hacer: compites contra un sistema que es mucho más rápido, que lleva años en desarrollo y que se ríe de mecanismos como CAPTCHA que tratan de validar que quien está comprando la entrada es realmente un ser humano. Además de todo ello, los bots recurren a las búsquedas en internet y a las redes sociales para "husmear" nuevas posibilidades de hacerse con más entradas, o hacerlo a mejor precio, y siempre con el mismo objetivo: que esas entradas acaben reportando unos jugosos beneficios en esos procesos de reventa.
Hubbard explicaba cómo todas estas realidades se resumen en una sola: no puedes ganar. A pesar de que los servicios de venta originales de entradas tienen acceso a soluciones que deberían impedir o al menos hacer mucho más compleja la intervención de bots, este ex-directivo de Ticketmaster confesó que "no está claro" que usen esos mecanismos... o que les importe hacerlo.
El problema, concluía Hubbard, es que aquí rige la ley de la oferta y la demanda, y eso hace que ante una demanda tan enorme como la que se da en ciertos espectáculos los precios pueden subir de forma astronómica aun cuando las entradas originales costasen una cantidad... aceptable.
Un nuevo caso de legislación obsoleta
La OCU anunciaba hace unos días su intención de tratar de promover un nuevo régimen legal para la reventa de entradas. Las numerosas quejas de los usuarios ante los procesos de reventa han demostrado desde hace años que la legislación al respecto es antigua y está obsoleta.

Las técnicas de los revendedores, indican en este organismo, son variadas: muchas empresas están basadas en el extranjero y esos servicios adquieren nombres de dominio engañosos que confunden a los usuarios y tratan de convencerles de que se trata de un punto oficial de venta.
El uso de técnicas de posicionamiento en buscadores y acaban haciendo que los consumidores paguen las entradas más caras que el precio oficial, pero no solo eso: reclamar es difícil o imposible, pero además "si el evento se cancela, [el usuario] conseguirá (con suerte) que le devuelvan el precio original de la entrada, pero no el sobrecoste que haya pagado, en su caso".
La OCU ha promovido una petición de firmas para impulsar esa nueva legislación en la que se ofrezcan protección a los consumidores o un porcentaje de sobreprecio máximo aceptable en reventa que estiman en el 20%.
Según la actual legislación, "queda terminantemente prohibida la venta y la reventa callejera o ambulante de localidades", pero nada se contempla de esa reventa a través de internet, lo que ha permitido que florezcan empresas como Tickebis -recién comprada por eBay-, Viagogo o Tengoentradas en las que es posible encontrar todo tipo de entradas con una actividad que simplemente no está regulada.

Esa legislación ha hecho que por ejemplo en eBay sea ya tradicional lo de revender entradas con la técnica del boli: pones el boli BIC a la venta a un precio altísimo y regalas las entradas, cuando en realidad lo que estás haciendo, lógicamente, es revender entradas. Es la una señal más de una picaresca extendida en un servicio que además elude responsabilidades y permite la reventa de entradas pero te advierte indicando que "eres responsable de asegurar que la venta no infrinja ninguna ley aplicable"
El problema no es la reventa en sí -una vez compras la entrada deberías poder hacer lo que quisieras con ella, entre otras cosas-, sino que este sistema provoca de forma irremediable perjuicios a los usuarios, con subidas de precios o ausencia de garantías de devolución. Como en ámbitos cada vez más conocidos en la llamada "economía colaborativa", lo que se necesita es una revisión de la legislación que contemple este tipo de actividad.
¿Hay soluciones?
Según Hubbard hay varias formas de evitar que los bots hagan de las suyas y que el proceso de compra de entradas sea más justo y equitativo. En primer lugar, explicaba, los artistas y sus equipos podrían establecer un precio de venta real en el mercado abierto, aunque fuera más alto del que ofrecen en sus espectáculos actuales. Eso haría que muchos tuviesen que rascarse más el bolsillo, pero aseguraría a artistas y promotores los ingresos que esperan y no haría que éstos dependieran de esos discutibles sistemas de reventa.

En segundo lugar se podrían aplicar las tecnologías que tratan de hacer que las entradas sean intransferibles. Es el llamado paperless ticketing, y por ejemplo obligaría a que los asistentes tuvieran que pasar su tarjeta de crédito -la usada para comprar la entrada- por un lector que validase esa entrada y confirmase que ha sido comprada con dicha tarjeta.
La última de esas medidas sería la de utilizar tecnologías de monitorización que permitiera a cierto grupo de fans especialmente destacable conseguir las entradas y hacerlo además a precios más bajos para valorar su "devoción" a esos artistas. Esa medida, afirma este experto, no se ha probado y podría ser demasiado polémica por hacer uso de esos seguimientos en redes sociales u otros sistemas que harían que la privacidad de esos fans estuviese en tela de juicio.
Los artistas, por supuesto, no admiten estas realidades. En muchos espectáculos se oculta cuántas entradas se ponen a la venta y cuándo lo hacen exactamente, o si hay procesos de pre-venta para ciertos círculos privilegiados. Tampoco indican cuántas entradas se han reservado a conocidos, contactos, amigos y familiares, y eso hace que la relación con los fans de dichos espectáculos peligre. La transparencia debería ser mucho mayor en un proceso que al fin y al cabo debería favorecer a quienes hacen que ese negocio funcione: los usuarios.
En Xataka | Así cree la CNMC que se debe regular la "economía colaborativa"
En El Blog Salmón | Descifrando el consumo colaborativo: el sistema que quiere dinamitar la economía tradicional
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ZTS
Solución: entradas nominativas. Te cargas de un plumazo la reventa de entradas...pero a la principal parte implicada (promotores y artistas) no les compensa.
plinplas
Escribo como parte implicada en la "reventa de entradas". Trabajo en plinplas.es , web que se dedica a la mal llamada reventa de entradas. Más bien a encontrar personas que no tienen entrada para un evento, y aquellas que por un motivo u otro no van a poder asistir. Nosotros mediamos en la compra (Evitar que la entrada sea robada, ayudar a que el vendedor reciba su dinero, evitar que sea vendida 5 veces, que la entrada sea válida, que la entrada llegue a destino...). Un modelo de negocio en el que no existen bots -tampoco tengo constancia de que la competencia los tenga-, ni tampoco promovemos el sobre precio por los motivos que expongo a continuación.
En nuestra página el usuario que vende la entrada es que pone el precio, en ocasiones si nos parece un disparate asesoramos al vendedor, y unas veces nos hacen caso, y otras por una entrada de 30€ piden 400€. El vendedor manda, y es el que decide que no quiere vender su entrada. ¿Por qué? Pues porque no es verdad que se venda por 400€ una entrada de 30€. Puede ocurrir que se venda por 40€ una entrada de 30€, cuando no quedan entradas, pero todo lo demás no es en absoluto habitual.
Tampoco tenemos bots, ni ofertas de los artistas, ni de "reventas profesionales". En nuestra página sólo hay personas reales, que venden un par de entradas, y habitualmente el motivo es siempre el mismo: "La he comprado hace 3 meses, y al final no puedo ir". Y por eso venden las entradas a 1 mes o 15 días del evento. Que es el momento en el que más entradas empezamos a gestionar. Y de nuevo, repito, se venden las que están a un precio parecido o inferior al original.
Pero claro, en la prensa, en los medios y en Internet lo que vende es: "El precio en la reventa para disfrutar de la champions es de 3000€. ¿Pagarías 3000€ por tu entrada?". Y claro, la gente se enfurece ¿Quién pagaría 3000€ por una entrada?
-¡Prohibamos la reventa!
-¡Estafadores!
Señores, detrás de esto no hay tanto misterio. Si pones la entrada a 3000€ es porque la vas a utilizar y quieres probar a ver si suena la flauta, porque el sobrino del cuñado del 5º una vez escuchó que hay 3 que se han forrado con esto. O peor, porque has leído en internet que se están vendiendo a 3000€, pero no, se han puesto a la venta por 3000€ y se han vendido esa semana entre 0 y ninguna.
Espero que si algún día se deciden a regular toda esta parte, se haga bien. Y somos los primeros interesados en ello. Ya que la reventa al final, quien la usa eres tú, que has pagado 90€ por ver al rey león y no has podido ir. No el que intenta vender su entrada para el rey león a 600€. Te repito la pregunta: ¿Pagarías 600€ por ver al rey león?
Disculpad que me ha quedado al final un texto enorme.
Usuario desactivado
Cuando la gente deje de comprar entradas a esos revendedores, y el negocio de artistas, promotores y demás profesionales se venga abajo, entonces será el momento de reir el último.
Por lo demás, si quieres hacerles el juego, adelante. Pasa por caja.
minguez6
O pueden poner precios mas altos.
Es simple oferta y demanda.
Aunque parece que los artistas prefieren que se revendan las entradas a poner ellos precios mas altos(ya que se puede ver mal).
Y luego hay otros muchos métodos como los que decís pero también las subastas: que se ofrezcan las entradas a los n que ofrezcan mas.
gxz
Además el artículo da a entender como que hay algo malo en que un artista o promotor quieran reservar sitios para amigos o familiares. Tampoco aquí veo el problema. Oiga, que soy yo el que toca en el concierto y si tengo muchos invitados, eso supone que tengo menos ingresos, así que el que pierde soy yo. ¿donde está el problema? Ah! Sí! Que al señor Marqués de Muchapasta o a la Princesa del Guisante se les había antojado venir y han pillado un berrinche de mucho cuidado porque no hay entradas. Pobrecitooossss.... Evidentemente luego, los aficionados podrán valorar el trato que reciben y decidir para esa y para otras ocasiones si siguen teniendo interés en financiar a un artista que no les trata bien. Y ahí estará perfecto. Repito, con la cantidad de problemas que de verdad existen hoy... ¿por qué hacemos un problema de ésto?
iltonuis1980
No para ir a distraerte en el teatro te salvas de un sistema corrupto :S
gxz
La verdad es que no entiendo tanta polémica con la reventa, cuando será uno de los pocos mercados perfectos que podemos encontrar. Mi única queja con este tema es que si el revendedor obtiene un beneficio, no lo declara. Por lo demás. Si yo quiero ir a un espectáculo de un par de horas y se les ocurre pedirme 500 euros por una entrada, entiendo que tengo dos opciones: pagar o buscar otra cosa que hacer a un precio razonable. Dónde está el problema? Además tengo costumbre de comprar siempre en taquillas o sitios oficiales. Que no se puede, pues no-pasa-nada. ¿tan triste es tu vida que tiene que ser ese concierto/partido/loquesea o nada?
ricardoargudomoral1
Me pasó con el concierto de Bruce Sprigsteen en Madrid, desde primera hora intentando sacar las entradas y nada...Dejaré de ir a conciertos... :(
darkcore
Por un lado, comentar que la técnica del Boli BIC nunca pasaría ante un juez.
Si bien no soy abogado, este tipo de engaños es más cara a la galería que con valor legal. Nadie se cree que vendes un boli BIC por 180€.
Algo parecido ocurrió con los videojuegos y películas en los quioscos, que se vendían junto a una revista para tributar al 4% de IVA (cultural) en vez de al 21% (juego, película). Al final la revista cada vez era más testimonial hasta que se convirtió en una hoja a doble cara ... y ahí se acabaó "el truco" y llegaron las multas.
Por otro lado, al final siempre se trata de una frase "clave" que se menciona en el artículo: La "voluntad" de acabar con este conflicto.
Como otros comentarios apuntan, está el tema de entradas nominales o incluso enseñar la tarjeta con la que se pagó. Soluciones hay, pero voluntad ....
t_r_a
como siempre, esta todo podrido, al final lo mejor será no salir de casa y que se pudran de asco todos esos parasitos que quieren sacar provecho del trabajo de otro.